Hillary
Clinton hace tiempo perdió el respeto que una verdadera mujer merece de
sus conciudadanos. Aceptar mansamente, en aras de su carrera política,
la humillación a que la sometió el desvergonzado de su marido, Bill
Clinton, demostró su condición de persona inmoral que sacrifica los
principios de todo ser humano digno a sus ambiciones personales. Por si
aquello fuera poco, ahora , en aras de esas mismas aspiraciones acepta
el rol de chivo expiatorio para salvar a Barack Obama, a Biden y los
demás inescrupulosos miembros de esa camarilla que conforman la
Administración [?] actual. Por supuesto que su Mea Culpa en el caso de
la muerte del embajador y sus compañeros en Siria no salvará a los
verdaderos culpables. Quizás la luz cegadora de su ambición, le impide
ver que su carrera política está liquidada. Ha descendido a niveles tan
bajos que el único que le queda es hacer mutis y desaparecer para
siempre de la vista del pueblo americano que jamás podrá perdonarle su
infame trayectoria en la política de este gran país