En Baltimore hubo este fin de semana 9 muertos y 29 heridos. 108 muertos en lo que va de año. 35% de sus habitantes han abandonado la ciudad en los últimos años.
La violencia aumenta luego que la alcaldesa Stephanie Rawlings-Blake ha maniatado a la policía con sus ordenes y medidas de corte racistas.
El caos se ha apoderado de la ciudad, donde sus gangas y criminales, han recibido algo así como una Patente de Corso, una luz verde, para actuar con toda impunidad, sin que la policía pueda evitarlo.
No hay que ser adivino para pronosticar que esa desgraciada ciudad pronto se convertirá en una ciudad fantasma. Los ciudadanos decentes no tendrán más remedio que abandonarla. Por supuesto que los delincuentes invadirán otras ciudades, también en ellas sembrarán el temor de los ciudadanos.
Quiera Dios que no surjan más políticos con la misma mentalidad que Stephanie. Con los que tenemos, a todos los niveles, es más que suficiente.
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